miércoles, 23 de enero de 2013

Billete sin retorno

No sabía cual podía ser mi siguiente recuerdo viajero,estuve pensando varios y no me acababa de decantar por ninguno,por lo que para evadirme un rato del Blog, decidí mirar algunas páginas de viajes y de lugares sorprendentes por internet.
En mi paseo por la red en busca de posibles nuevos viajes y aventuras encontré una pregunta que hacia un bloguero en una página,-¿Cual ha sido el lugar que más te ha gustado de la República Checa?- me puse a pensar y sin lugar a dudas para mi fue Praga,una preciosa ciudad de la que no te puedes cansar nunca.
Ya sabéis como es la mente,muchas veces comienzas con un pensamiento y va derivando poco a poco y acabas sin darte cuenta y sin saber como en otra idea que no tiene nada que ver con la principal.
Esto hizo que acabase recordando una historia muy graciosa,aunque en su momento no lo fue tanto,que me pasó en una preciosa villa checa llamada Kutná Hora.


Kutná Hora es un pueblo checo que se encuentra a unos 75 Kms de Praga,y si no tienes coche,la mejor forma de llegar es en tren desde la estación central de la ciudad.
Esta estación de ferrocarril es una de las últimas glorias arquitectónicas del Imperio Habsburgo, diseñada por Josef Fanta,y que abierta al público oficialmente en el año 1909 con el nombre de Franz-Josefs Bahnhof. Luego fue renombrada como Estación Wilson, pero hoy en día se la conoce como Estación Central.El día que fuimos a sacar los billetes de tren ida y vuelta me informé un poco de donde había que cambiar de tren y los horarios,todo me pareció bastante fácil y además muy barato,creo recordar que ida y vuelta para tres personas nos costó al cambio unos 10€,por lo que  no dudamos en ir.


A parte del atractivo turístico que tiene ya por si Kutná hora hay una zona por la que ya merece la pena ir hasta alli,se trata del osario de Sedlec,una espeluznante capilla construida toda entera con huesos humanos,y que se encuentra en un suburbio a las afueras de Kutná Hora.
El pueblo tiene tres estaciones de tren,una en la zona más alejada,otra muy próxima al osario,y otra en el mismo pueblo. Nosotros decidimos bajarnos en la del medio,en la del osario, así lo visitábamos primero y luego iríamos andando hasta el centro de Kutná Hora,una hora y media más o menos, así íbamos viendo el paisaje de paso.La idea parecía bastante acertada,y así una vez visto el osario y el pueblo, cogeríamos el tren de vuelta a Praga en la estación del centro del pueblo.Todo salió como nos propusimos,nos bajamos en la de Sedlec,y un amable señor ( un poco raro,no paraba de hacer ruidos y hablar solo) se ofreció no solo a indicarnos el camino,sino a llevarnos hasta la misma puerta del osario. 


Una vez visitado el Osario nos pusimos camino al centro del pueblo a visitar sus monumentos. Este pueblo fue una de las visitas más interesantes que hicimos en la República Checa y también con alguno que otro contratiempo que ya contaré en otra historia.
Cuando nos disponíamos a buscar la estación de tren del centro del pueblo nos separamos en un camino sin darnos cuenta y estuvimos bastante rato intentando encontrarnos,pero como mi madre y yo pensamos parecido nos dimos cuenta que el otro iría a algún sitio en el que hubiéramos estado antes,en este caso pensamos en el mismo,una pequeña heladería que nos gustó mucho y en la que comimos unos riquísimos helados,por lo que nos acabamos encontrando allí.

Nos dispusimos a ir a la estación de tren,y preguntando un poco la acabamos encontrando. Quise hablar en inglés con el revisor de la estación pero no entendía nada de inglés,solo hablaba checo,por lo que nos costó un poco entendernos,pero más o menos,gracias al lenguaje universal de los gestos y señalando el reloj,me dio indicado la hora a la que pasaba el próximo tren con destino Praga.


Estuvimos alrededor de una hora esperando por el tren.Nos esperábamos un tren antiguo,no muy rápido,ya que nos conocíamos bastante bien como son los trenes por allí,pero lo que no nos esperábamos para nada es que fuese solo la locomotora y un mini vagón para unas 10 personas.Aquello nos sorprendió bastante,no entendíamos como podía ser "eso" lo que nos iba a llevar hasta Praga. Nos subimos y los pasajeros que iban en el vagón,por llamarlo de alguna manera,nos miraban con cara muy rara,por lo que decidimos preguntarle al maquinista si ese era el tren que iba para Praga, El maquinista apunto de arrancar nos dijo que no,que ese tren no iba con destino a Praga,por lo que nos apresuramos a bajarnos a la velocidad de la luz antes de que emprendiese camino.
Cuando dimos el salto a las vías,la locomotora comenzó a funcionar y a seguir con su destino,y nosotros aprovechamos para correr a los bancos de la estación y esperar al tren que iba para Praga y a salir rápido de entre las vías del tren. Cuando el tren ya se había marchado y casi no se veía el revisor de la estación nos comenzó a gritar, como si le fuese la vida en ello,en su "inglés" chapurreado,que ese si era nuestro tren,que ese vagón iba hasta la estación de Sedlec( en la que nos bajamos cuando llegamos al pueblo) y allí había que coger el tren para Praga,y si no íbamos en ese mini vagón,no daríamos llegado a la otra estación para coger el último tren para Praga. Nosotros nos miramos asustados,y sin dudarlo ni un segundo,y sin decirnos nada,comenzamos a correr entre las vías de la estación a toda velocidad detrás de la locomotora-vagón.Era imposible ponernos a su altura,ya llevaba bastante velocidad,pero no perdimos la esperanza para nada y corrimos como nunca lo habíamos hecho en la vida,aquel momento parecía la carrera junto al coche en la película "Carros de Fuego",toda al gente de la estación se asomaba para mirarnos mientras corríamos detrás con todas nuestras fuerzas intentando estirar el brazo con la esperanza de llegar a la locomotora extravagante. Las personas que nos habían mirado raro en el vagón nos vieron correr detrás y un chico abrió la puerta trasera para ayudarnos a saltar en marcha,yo al ser el mas alto y con las piernas mas largas pude correr más y con un "gran salto", parecía que iba a saltar un barranco,consegui entrar dentro del vagón y estirar el brazo para ayudar a subir a mi pareja y a mi madre,que iba dando lo máximo que podía y más de lo que su cuerpo soportaba,y de un último salto consiguió subir al vagón. Toda la gente se reía y nos miraba con una sonrisa enorme,alucinaban de como nos pusimos a correr detrás del tren,y si lo conseguimos fue gracias a que el tren no iba a gran velocidad ,ya que tampoco daba para mucho,y a que no queríamos tener que quedarnos allí hasta el día siguiente e hicimos un gran esfuerzo.
Al cabo de un poco llegamos a la otra estación y alli hicimos el cambio de tren para poder volver a Praga. Aquel día nos tumbamos en la cama a descansar y a reírnos de la que habíamos liado aquel día en el tren que podía haber sido, "un billete sin retorno".

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